aquí nos encuentra el 2008 ajustando relojes -
creo que no entendí el chiste, igual me rio -
dejemos acá, ya estoy cansada -
pero con los ojos cerrados y un sufrimiento en verdad demasiado grande pulsamos los espejos hasta que las palabras olvidadas suenan mágicamente
me pierdo en la búsqueda – me desvivo para pagar la deuda eterna que contraje al nacer –
me duele la panza – taparme la boca con comida tiene ese costado
todavía? Sí, pensaba que era crónico… digo, estructural… sincrónico?
un movimiento sutil – no es chino, o sí?
culpa – falta – falla – ausencia –
ensamble – enchastre – ahogada – aplastada
insoportablemente grande –
de pronto recuerdo lo aturdida que estoy constantemente y es tan intenso e insoportable que anuncia el brote – reproduzco los miedos de pesadillas, de voces huidizas, de palabras inconclusas, de ritmos cardíacos acelerados – las sombras amenazantes –
dije - te auto flagelas? No te querés? – y claro… una pregunta estúpida, disculpame… esto apesta –
otra vez el mismo ritmo – y una fiaca demasiado grande como para pensar en hacerlo bien
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Un paréntesis intentaba suavizar la verdad más filosa que se había dicho en décadas. Al principio y final de la frase los corchetes sonreían con complicidad. Todos siguieron adelante como si nada nuevo hubiera sido puesto sobre la mesa.
(Siempre pensando en los paréntesis como los lugares de más peso en el discurso. Una manera muy literal de decir sin decir).
- A veces me siento tan irrespetuosa con el lenguaje. Inmediatamente me reprendo y acuso de blasfema.
Hoy me desperté oscurísima. Discurso de los ideales aplasta la veta de luz que a veces dejo colarse para ver con más benevolencia la vida.
Y Elsa me puede mirar con desaprobación cuantas veces quiera pero no veo posible que este tsunami de rechazos deje de fluir.
Siempre supe que sería así. Ese saber sobre lo insulso de la vida que trato de no saber.
...
Uno, dos y tres. Abro los ojos y sigue siendo un día oscuro.
Ufff!! una mancha difusa, deforme, que se extiende desde febrero del 80 hasta que esto se termine, una carga patética.
Y siempre la misma pregunta... Cómo se hace para seguir. Como cieguitos me parece, negadores, nos las arreglamos para olvidar los sinsentidos. Y somos todos tan iguales.