y escucho el chillido y sufro como si fuera uña sobre espejo una capa de grasa sobre otra una vértebra cansando a la siguiente tan incómoda me pierdo en mi monstruosidad y no quiero verme ni escucharme
me aplana la inercia
y me voy con los muertos
a darle aire al horno
No hay comentarios:
Publicar un comentario