domingo, 22 de julio de 2007

Un paréntesis intentaba suavizar la verdad más filosa que se había dicho en décadas. Al principio y final de la frase los corchetes sonreían con complicidad. Todos siguieron adelante como si nada nuevo hubiera sido puesto sobre la mesa.

(Siempre pensando en los paréntesis como los lugares de más peso en el discurso. Una manera muy literal de decir sin decir).



- A veces me siento tan irrespetuosa con el lenguaje. Inmediatamente me reprendo y acuso de blasfema.

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